Ai se va
Quizás por la edad que tenía (16 años), aquel adolescente llevaba una vida desatendida y hacía caso omiso, en la mayoría de las ocasiones, a cualquier recomendación o sugerencia que se le hiciera.
No obstante, la rebeldía manifiesta jamás transgredía las buenas costumbres ni mucho menos servía de justificación para que él fuera adicto o se inclinara a vicio alguno. Su actitud montaraz respondía a una falta de orientación, más que a un deseo de contradicción.
Creo que ya es tiempo de que hablemos -dijo con firmeza la decidida madre- has confundido las atenciones que tengo contigo; equivocadamente crees que mi prudencia es mansedumbre y que mi respeto hacia ti es temor.
¿Acaso no has observado que en nuestra sociedad y, aun en el universo mismo, hay un orden, una planificación?
El arquitecto, antes de erigir una casa, la planifica, hace los trazos que le darán vida a la construcción: un puente, se caería si sólo se construyera con la improvisación del ingeniero: y qué decir de la inmortalidad de la Gioconda y el David si sus creadores respectivos Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel, antes no la hubiese bosquejado, uno y moldeado en pequeño, el otro.
Contra lo acostumbrado, esta vez el adolescente escuchaba atento a su madre y hasta parecía avergonzado.
El éxito que notas en los seres humanos -proseguía la mamá- no es producto de la casualidad: ni de la acostumbrada frase "a ver qué pasa mañana" ya que, quien así actúa amanece en ayunas. Por el contrario, el triunfo es producto de la planificación, del esfuerzo, pero sobre todo, de la disciplina que anima cada uno de nuestras acciones. Sólo en los diccionarios está antes el éxito que el trabajo ¡esperó no lo olvides!
En cuanto calló la mamá, el jovencito sintió cómo una venda se le caía de los ojos y, una comprensión de lo escuchado invadía su antes, sordo razonamiento.
Creo que mi madre tiene razón –pensó para si el hijo-, En realidad nada he hecho ni hago; tampoco pienso en “el que haré”, mi “disque” disciplina es el “ai” se va o “pos” lo que salga. ¿Y mañana, cuando ya no este mi madre conmigo? ¿Qué haré? ¿Diré las mismas palabras: “ai” se va o “pos” lo que salga?
Reflexion:
Cualquier empresa la podemos enfrentar con decisión, eso es verdad; pero no nos garantiza por sí misma un resultado satisfactorio como el que pudiésemos obtener si planificamos lo que vamos a hacer.
Si no te trazas un plan de vida, las dificultades que se te presentan tendrán que resolverlas con lo que cuentes en ese momento; los obstáculos serán mayores y tu vida será un caos
¿Qué acciones realizas para edificar lo que será tu vida?
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