"El nacimiento de México"
Todos los países se han construido a partir de dos elementos
clave: la definición de su identidad y cultura, y la confianza que depositaron
en sus valores y en su futuro. Ese fue también el origen de México. Cuenta que
Azatlán, cuna de la civilización mexica, era una especie de paraíso donde la
enfermedad y la muerte no existían. Se supone que estaba en el norte de México
– tal vez por Nayarit- en un islote rodeado por un lago donde vivían numerosas
garzas. En el paisaje destacaba la vegetación propia de esa zona: cactáceas,
maguey y mezquites. En el centro de islote había una pirámide en cuya cima
sobresalía una nopalera cargada de tunas.
La ciudad fue construida con piedra, barro y fibras
vegetales por siete tribus que
originalmente vivían en las cuevas de Chicomo0ztoc. Éstas le dieron su nombre,
que significa “tierra de garzas”. Alunas tradiciones describían Aztlán como un
lugar tranquilo y placentero, con una sociedad participativa.
Los pobladores vestían prendas de manta, disponían de embarcaciones ligeras
y practicaban la pesca; su economía está basada en el truque de objetos, como
conchas y textiles.
El uso de granos de cacao como moneda fue posible hasta que
se movilizaron al sur.
De acuerdo con la leyenda el dios Huitzilopostli ordeno a
los mexicas –también llamados aztlecas o aztecas en recuerdo del lugar- partir
de una señal mágica. Tenían que hallar a un águila devorando a una serpiente,
para asentarse allí y fundar su ciudad. Abandonaron Aztlan alrededor del 830
d.C. y empezaron su viaje hacia el sur. En el camino hallaron obstáculos y
enfrentaron a enemigos. Tenían que confiar en sí mismos y guardar la calma para
encontrar lo que estaban buscando. Cuando llegaron al valle de México, hacia
1325 la zona estaba ocupada por otros grupos y solo hallaron un lugar en un
lugar en un extremo del lago de Texcoco.
Después de mucho buscar encontraron el tunal, nacido de una
piedra rodeada de aguas muy claras. Sobre él estaba un águila real con las alas
abiertas y extendidas, tomando el sol de la mañana; en el pico llevaba la
serpiente. El ave volteó a verlos y ellos se arrodillaron asombrados por el
prodigo. Medio milenio después del inicio de su viaje, habían conseguido su
objetivo. Esa imagen es el máximo símbolo de la identidad mexicana y conforma
el escudo nacional.
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