viernes, 29 de enero de 2016

Lectura "Narciso"

    Narciso

La antigua Grecia clásica, amante de la cultura, expresó a través del arte no sólo la belleza humana con un sentido fiel, sino las debilidades que agobiaban al hombre.
Así, en su mitología, los dioses griegos se mezclan con los humanos y participan de sus amores, tragedias y glorias, ya para inmortalizarlos ya para imponer el merecedor castigo.
Precisamente narra su mitología que la bella ninfa Liriope, no pudiendo resistir el encanto del río Cefiso, se enamoró de éste y, bajo el arrullo de las aguas, concibieron un hijo a quien llamaron Narciso.
Ante este fausto acontecimiento, los dioses del Olimpo volcaron en aquel niño toda la belleza para hacer de su cuerpo la perfección humana; nada en apariencia escapó al ingenio de los inquietos y poderosos dioses. Sin embargo, tal parece que olvidaron sembrar en el alma de Narciso, los sentimientos que lo hicieran e identificaran realmente como un humano.
Con el transcurrir del tiempo aquel niño crecía y, con él, también aumentaba la admiración hacia sí mismo; no existía en su entorno cosa o ser que mereciera su atención. Convertido ya en un efebo, pasaba largas horas observando y admirando la hermosura de su cuerpo reflejada en las aguas de aquella fuente, espejo de su vanidad.
¡Qué hermoso soy! -solía decir- Tengo la belleza de cada uno de los dioses; ni la Naturaleza con todos sus encantos iguala mi perfección física. La misma que guarda mi figura se cohíbe, se empequeñece.
De esta manera, sin sentirlo, Narciso caía en el negro abismo de la soberbia enferma y desmedida admiración por su cuerpo, lo hizo olvidar que su condición humana lo hacía mortal y que los dioses del Olimpo podrían molestarse ante tanta ofensa
Cierto día, embelesado por la belleza de su cuerpo, quiso Narciso asir su figura que se reflejaba en las aguas de la fuente. Más… caro fue el precio de su osadía porque al intentarlo, cayó al fondo de la fuente y murió ahogado.
Los dioses transformaron el cuerpo de Narciso en la flor que hasta hoy lleva su nombre, quizás como una lección para que todos los mortales no enfermemos de “narcisismo”.

REFLEXIÓN:
Narciso, en vez de estar agradecido por lo que habla recibido sin hacer ningún esfuerzo obtener, se dejó llevar por la por vanidad.
 Todas las habilidades que tenga el ser humano no podrán evitar que se equivoque. La sencillez, la humildad y reconocer nuestras limitaciones harán que brillen más nuestras habilidades y aptitudes.
Generalmente el que se comporta con superioridad será humillado pero, el que es sencillo, será motivo de consideración y respeto.


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